lunes, 29 de julio de 2013

Diario para un libro, de Alberto Girri (selección)


 

            Escribir. Examinar, mínimamente, aspectos de la propia vida. A qué conduce ese paciente recoger minucias; un solo instante de iluminación debiera bastarnos. Darnos cuenta que recorremos lo probado ya por incontables generaciones. Darnos cuenta. Pero entenderlos racionalmente no sirve demasiado. El que no está dispuesto a admitir que toma el riesgo de dejar alguna vez de escribir para siempre que no continúe haciéndolo.

 

            El creador legítimo tiende a ponerse a un costado de lo creado.

 

            El que quiere crear, crea; el que se resiste a crear cede su puesto, colabora para que el otro lo haga; el que se abstiene de crear lo que ambiciona, logra que los demás, aliviados, lo juzguen generoso.

 

            La voluntad de crear opera como un movimiento. Por ese movimiento, el que crea penetra en un lugar de sí mismo donde ya no pedirá ni rehusará nada.

 

            Creador o esencia, creado o forma. Cuando ambos se equilibran, habrá nacido una imagen, modelo que por igual nos ayudará a soportar una pena insoluble o un prolongado bienestar.

 

            Creador. La etapa en la que el creador de literatura empieza a colmarse de sí mismo, de opiniones, prejuicios, obstinación, egoísmo. Percibe que el caudal mayor de trabajo consagrado a un poema, cuento o novela, tenía por objeto disimular que lo creado pareciera un poema, un cuento, etcétera.

 

            La relación (mirada) que los otros tienen con uno como reflejo de la relación (mirada) que uno tiene consigo mismo.

 

            El estilo ama ocultarse. La estilización, mostrarse.

 

            Camino de precisión: la antítesis.

 

            Ninguna contradicción entre objeto real e imagen. Todo es nombres, lenguaje.

 

            Perdido en el medio de las palabras. Intentando suprimirlas en vez de acallarlas.

 

            Probable mérito: Tomar el toro por las astas. El paradojal anticonvencionalismo de no purgar a los poemas de literatura. La encomiable candidez de hacer literatura con literatura.
 
En "Alberto Girri, Poemas selectos", "Diario para un libro" 1972. Edit. Corregidor - 2010

domingo, 28 de julio de 2013

De la verdadera transparencia de los vidrios (II)

 
            Ahora no tengo nada que escribir y estoy harto de escribir sobre no tener nada que  escribir. Por eso ahora escribo sobre lo cansado que estoy de escribir que no tengo nada que escribir. Creo que también escribí esto alguna vez.
 
 
 
             Un hombre que camina mirando al sur de pronto tropieza contra el límite del mundo y éste le horroriza y su vista se vuelve un vapor con el que te extraño.    
 
 
 
            Una historia paralela a la de Juan Salvo, una leve historia de otros sobrevivientes donde, de manera casual el Eternauta pase fugazmente, como de perfil, haciendo solo un comentario sin importancia.
 
 
            Usted se parece a mí por donde se lo mire, le dijo, aterrado y en voz baja, al espejo.



            Era de tarde y seguíamos atados jugando a que nos escondíamos y siempre juntos y cuando el día se iba apagando era vernos de cerca y tocarnos descubriendo un mundo imposible y prohibido y la fragancia del calor emanaba como el aire contra las flores.

 
           Oído imposiblemente por ahí: escabroso como cuento de Felisberto Hernández.



       otoño de 2008