El sábado pasado murió J.D. Salinger.
Recorro los diarios por internet, me agota la profusión de notas sobre el
escritor. Leo alguna, en Página/12, de Rodrigo Fresán y otros. Me canso rápido.
Pensaba que lo mismo me había pasado cuando leí “The cátcher in the Rye”. Me aburría de a ratos. Hoy pensaba
que un libro se debería llamar "clásico" cuando el lector pueda leerlo
prescindiendo del momento histórico en que fue escrito. Yo leí Salinger
teniendo que forzar a mi cabeza en los años cincuenta, donde escribir una
malapalabra era una revolución. Por esto, no veo en Salinger lo que muchos ven: un "clásico" elevado a la novena potencia. Más interesante es el tema de la traducción y de las diferentes interpretaciones que se le dieron al título de ésta novela, según su traducción al castellano (ver sobre esto en http://literatrofia.blogspot.com.ar/2009/04/j-d-salinger-el-cazador-oculto-o-mas.html)
Sigo creyendo
que un clásico se lee prescindiendo de su época, que sus anacronismos pasan desapercibidos, o no hacen ruidos en el lector. Para leer “La Ilíada”
o la "Odisea" no hace falta pensar el mundo como Homero. Se lee, se deja leer. El Quijote
posee esta misma característica, salvo el agravante del idioma. Su español casi
medieval te recuerda todo el tiempo que la novela tiene cuatrocientos años.
Pero una vez superada esta barrera, cuando uno entra en el juego de seguir a un
hermoso demente por los campos áridos de España, la novela se vuelve , sí, un
"clásico", se deja leer, lo obliga a uno a leerla. Lo mismo se puede decir de
Shakespeare. Quizá Borges se convierta en un clásico. Pero no creo que Salinger. Uno ve
que el tiempo ha pasado, que un adolescente actual vería a Holden Caulfield como
un ñoño.
De más está decir que la novela, en todo caso, me gustó, y me hizo acordar a "La senda del perdedor" (y su sugerente título en inglés: "Ham on Rye" ) , de Charles Bukowski.
Me
gustaron mucho más los “Nueve Cuentos”.
01/02/2010
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