sábado, 29 de septiembre de 2012

Notas sueltas sobre "Zama", de Antonio Di Benedetto



Hay prólogo de Juan José Saer.


Tres grandes partes/capítulos: 1790, 1794, 1799. Cincuenta fragmentos en total. La sensación visual digamos, de que la forma, la estructuración del relato es Todo.

Sutileza en la descripción de escenas voluptuosas, y todo lo contrario. Un mono muerto flotando en el agua. Imágenes fuertes, imágenes generadoras de climas opresivos.

La condición lentamente derruida de un hombre, su deterioro progresivo, Don Diego de Zama, su esposa lejana, Marta, la necesidad, la mostración de las condiciones para hablar de la necesidad (la comida, el sexo, las ganas de estar vivo).

Zama, con zeta, la más última de las letras, lo dejado allá al fondo por la burocracia notarial del abecedario.

El recuerdo de una época de glorias pasadas, una rara gloria“notarial”.

La dedicatoria, al principio del libro: “A las víctimas de la espera”

La botella “al mar” hacia el final del libro.

Relato de la caída de un hombre (Camus), de su lento descenso al infierno, en la época del virreinato del Rio de la Plata, en algún lugar de la selva litoraleña.

La relación terrible entre los hombres, la saña, la traición, la miseria.

Los indios ciegos conducidos por sus hijos.

Extraña aparición del niño rubio,espigado.

El mate.

La escritura parca, casi objetivista. Uso de la 1° persona.

Relación con otros relatos de época, el diario de ese alemán donde cuenta el canibalismo en la primera fundación de Buenos Aires: habría que ver diarios de viajes, y el libro de Saer, “El entenado”. También "El río sin orillas".

La marca de estilo se va con Sartre, con un existencialismo amargo y feroz.

La idea permanente del lector por lo cual el relato es un universo acabado y preciso, maquinaria literaria perfecta, de la cual cuesta salir una vez terminada la lectura.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Más nombres en Plutarco

Nombres, más palabras pero esta vez en la vida de Cayo Julio César. Cómo estoy con las enumeraciones ilegibles, dios mío. En fin:

Cayo Julio César, Sila, Cornelia, Cina, la isla de Farmacusa, la de Faro, Bitinia, el rey Nicomedes, Cilicia, Mileto, Pérgamo, Apolonio, Molón, Catón, Anticatón,  Cicerón, Dolabela, Publio Antonio, Marco Lúculo, Cayo Popilio, Anco Marcio, Pompeyo, Lutacio Cátulo, Metelo, Pisón, Catilina, Léntulo, Cétego, Curión, Publio Clodio, Pompeya, Dioniso, Fauno, Driada, Midas, Femenil, Buena, Aurelia, Habra, Craso, África, Calpurnio Bíbulo, Cervilio Cepión, Pisón, la Galia Cisalpina y la transalpina, Iliria, Escipión, Acilio, Casio Esceva, Dirraquio, Granio Petronio, Valerio León, el río Araris, el Rubicón, el Aoo, el Epiro, el Jonio, el Po, Labieno, Egipto, el rey Ariovisto, Apio en Cerdeña, Nepote en España, Chipre, Roma, Germania, Bretaña, Campo de Marte, Ambiórix, Cota, Titurio, Vergentorix errata de Vercingetórix, la ciudad de Alesia, Siria, Novocomo, los centuriones, la ciudad de Arimino, Hortensio, Asinio Polión, Domicio, ciudad de Brindis, de Orico, de Apolonia, , Afranio, Varrón, Macedonia, Tesalia, Farsalia, Agamenón, Favonio, Túsculo, Afranio, la ciudad de Gonfos, la de Escotusa, la de Trales, la de Alejandría, Espinter, Corfinio, Caleno, Mégara, Atenas, Domicio Calvino, Cayo Crasinio, Cnido, Teopompo, Teódoto, Cleopatra, el eunuco Potino, Apolodoro, Aquilas, Cesarión, Asia, Fárnaces, Mitridates, Capadocia, Armenia, Zela, Macio, “Vine, vi y vencí”, Cosconio, Galba, el rey Juba, Escipión Salvitión, la ciudad de Tapso la de Munda, Utica, Pompeyo Magno, Didio, Cartago, Corinto, Caninio Rebilo, Hircania, el mar Caspio, el Cáucaso, Anieno o Anicio, el Tíber, Circeo, Terracina, Ostia, el rey Numa, Alba, Cornelio Balbo, Flavio, Marulo, Junio y Décimo Bruto, Bruto Albino, la ciudad de Cume, Marco Lépido, Calpurnia, los idus de marzo, Casio, Artemidoro, Epicuro, Casca, Tilio Cimbro, Cayo Octavio, Filipo, Abido y Suetonio.

      

sábado, 15 de septiembre de 2012

Los nombres en Plutarco

Leyendo Plutarco, las Vidas paralelas de Alejandro Magno y Julio César. Me fascinan los nombres propios, lugares perdidos en el tiempo, algunos vigentes, otros casi impronunciables, en la parte de Alejandro:

Filipo, Olimpíada, Filónico, Mieza, Estrabón, Sófocles, Neoptólemo, Aristóteles, Macedonia, Samotracia, Diógenes el cínico, Nearco, Cleopatra, el río Cefiso, la ciudad de Querenoa, Pixódaro, el sátrapa de Caria, Demarato de Corinto, la ciudad  de Gordio, Licia, la ciudad de Xanto, Darío, el río Cidno, Amintas, Parmenión, Cares, Leonato, Filóxeno, Hagnón, Teodoro, Cróbilo, Tiro, Gaza, Cambises, Calístenes, Atenodoro, Pasícrates, Nicocreonte, Tésalo, Eufrates, Chipre, Grecia, Querón de Megalópolis, Aribas, Aristandro de Telmeso, Egipto, Tireo, Ciro, Arbelos, Gaugamelos, Filotas, Aristandro, Nifates, Hegesias de Magnesia, Mazeo, Teófilo, Bucéfalo, Crotona, Asia, Áretemis Etesia, Babilonia, Ectábana, Salamina, Atenófanes, Medea, Hárpalo, Susa o Chusistán, Hermíone, Persia, Dinón, el Nilo, el Istro, Tais, Tolomeo, Jerjes, Próteas, Serapión, Hefestión, Bagoas, Antípatro, Lisipo, Leócares, Crátero, Delfos, Peucestas, el monte Hemo, Eratóstenes, Pausanias, Efialtes, Ciso, Telepisa, Euríloco de Egas, Roxana, Seleuco, Nicón, Megabizo, Beso, Exatres, la laguna Meótida, el mar de Hircania o Caspio, Pártica, el río Orexartes, el Tanais, Clitarco, Polícleto, Onesícrito, Antígenes, Aristóbulo, Hecateo de Eretria, Anticlides, Filón de Tebas, Filipo de Calcis, Duris de Samos, África, Lisímaco, Iso, Hércules, Aquiles, Zeus, Eurípides, Hissar, Amón, Parmenión, Cilicia, Damasco, Pidna, Clodonas, Mimálonas, Antígona, Limneo de Calestra, Nicómaco, Cebalino, la ciudad de Eníadas, Clito, Aristandro, Cleómedes el lacedemonio, Pránico o Pierión, Menedemo, Acarnania, Espitridates, Xenódoco de Cardia, Plinio, Artemio de Colofón, Aristónoo, Andrómaca, Anaxarco de Abdera, Temis, Homero, Hermipo, Estrebo, Patroclo, Arabia, Aristóteles, Cares de Mitilene, Demetrio o Fidón, los Lisímacos y los Hagnones, Hermolao, Atalo, Alcetas, Hero, la India, Menandro, Orsodates, Próxeno, el río Oxo, Oxiartes, Sisimitres, Nisa, Acufis, Táxiles, Poro, el río Hidaspes, Ceno, Bucefalia, Peritas, Sotión, Potamón de Lesbos, el río Ganges, los gandaritas, los presios, los oritas, Seleuco, Sandrocoto o Chandraguptas, Séneca, Tiberio, Hidraotes hoy Irawati, los filósofos gimnosofistas o brahmanes, Aristóxeno,  Sabas, Calano o Esfines, Dandamis, Sócrates, Pitágoras, Escilustis, Psiltucis, Gedrosia o el Beluchistán, Carmania, Baco, Nearco, ciudad de Tápsaco, Epiro, Abulites, Oco, Pulámaco, César, Prómaco, Estatira, los argiráspidas, Perinto, Ecbátana de Media, Heródoto, los coseos, los caldeos, Estasícrates, el monte Atos de Tracia, Apolodoro, Dionisio de Mesene, Serapis, Iolas, Casandro, el mes desio que es junio, el mes boedromión que es setiembre, el mes hecatembón que podría ser diciembre, Pitón, Hagnótemis, Antígono, la región de Nonácrida, Perdicas, Arrideo y Filina.

 

martes, 21 de febrero de 2012

Interrupciones (IV)

Sin duda este espacio se ha vuelto pura interrupción, pura irrupción, quiebre, salto, desfasaje, fragmento. Por esas cosas de la memoria me vengo a acordar que esa era una idea perdida que de alguna manera tenía que entroncarse con la publicación de los textos, de mis textos. Yo tampoco quiero tener sangre de estatua, como bien dijo Girondo, pero alguna vez tuve la ocurrencia de dejar textos míos en canastos de bicicletas, cabinas de teléfono, entrada de correo de las puertas de las casas del barrio. Trabajo de veras vertiginoso para un poeta, quien en su vida, por lo general apartada de los riesgos de estar vivo, de estar por las calles respirando el aire viciado de los colectivos humeantes de la calle San Martín, ha salido a realizar el duro y hasta penoso trabajo de promocionar sus textos, a pesar de no firmar ni uno de ellos. Mi idea de adrenalina es verdaderamente muy pobre, pero ésta surtía de a chorros a mi cerebro por la posibilidad de ser encontrado in fragantti por algún azorado ciclista que me viera dejar un papelito doblado en su canasto, oh, violando la propiedad privada, oh, violando poéticamente la propiedad privada ante el señor que ve invadida su casilla de correos con un poema al mar o a la nostalgia de estar vivo y ver como el tiempo se va a la mismísima mierda sin mayores explicaciones.

Será por ese temor al ser descubierto que dejé el trabajo de "editor" para otras personas, que sin duda tendrán una vida de película.