lunes, 12 de diciembre de 2011

Las muertes de Maurice Blanchot (V)

(…) En cierto modo y desde siempre, sabemos que la muerte sólo es una metáfora que nos ayuda a representarnos burdamente la idea de límite mientras que, precisamente, el límite excluye toda representación, toda “idea” de límite.

Página 84

 

Todo ha de borrarse, todo se borrará. Escribir tiene lugar y tiene su lugar de acuerdo con la exigencia infinita del borrarse.

Página 84


En mí hay alguien que no hace más que deshacer ese mí: ocupación infinita.

Página 97


Habría un hiato de tiempo, lo mismo que una distancia de lugar, que no pertenecen ni al tiempo ni al lugar. En dicha distancia, pasaríamos a escribir.

Página 101


La ciudad, siempre viva, animada, imperturbable, perfectamente ajena a la idea de que se podía morir en ella: sin embargo, en esa estancia en la que, meditabundo, él estaba sentado, yo lo atravesaba, igual que en un cementerio se pasa distraídamente por encima de las tumbas.

Página 114


Escuchando, no las palabras, sino el sufrimiento que atraviesa, de palabra en palabra, sin fin, las palabras.

Página 117



Del libro "El paso (no) más allá", Blanchot Maurice, 1994, 1° ed 1973, Trad. Cristina Peretti

No hay comentarios: